El pasado 9 de noviembre se proyectó en el Cineclub Fas First Cow (2019), de Kelly Reichardt. Yo hice la presentación del coloquio de la película y estuvimos mucho tiempo debatiendo sobre si la película era o no un western y, si era un western, cómo encajaba en la historia del western estadounidense.
Ha sido casualidad que esta misma semana he visto La Nueva Tierra (1972), de Jan Troell, y me ha parecido ideal para ilustrar el comentario. Se habló de que en los años 60 y sobre todo en los setenta, en el panorama cinematográfico estadounidense, aparece un tipo de western, vamos a llamarlo ecológico. Al que más se parecía era al western de colonos o western clásico, pero sin la épica de la conquista. Este era un western donde el hombre se confrontaba en la frontera con la naturaleza y con los indígenas que la poblaban. Títulos como Las aventuras de Jeremíah Jonhson, El hombre de una tierra salvaje o Un hombre llamado caballo eran ejemplos de este nuevo tipo de western, que tampoco tuvo mucho recorrido.
Kelly Reichardt ha rodado dos western sque podrían clasificarse como ecológicos, Meek's Cutoff y Firs Cow. Centrándonos en First Cow llamaba la atención a los socios del Fas la naturaleza áspera, inhóspita e invernal que se mostraba, en la línea de aquellos títulos estadounidenses de los setenta, pero todavía más áspera y desoladora.
La Nueva Tierra, de Jan Troell, es igual o más áspera que First Cow, no sé si Kelly Reichardt la habrá visto, pero las referencias son patentes. Un año antes Troell había rodado Los emigrantes (1971) , donde se narraba las peripecias de una familia sueca de mediados de siglo XIX y su lucha por sobrevivir en un entorno hostil. Los personajes, al final de la película, emigraban a la "nueva tierra", Estados Unidos, en busca de un futuro mejor.
La Nueva Tierra narra cómo esta familia sueca llega al territorio de Wyoming y se establecen en él. El punto de partida es muy parecido a First Cow y la película es altamente recomendable, yo diría que es mejor película. No sólo el argumento guarda similitudes, también el tono áspero e invernal. Un territorio que acoje a la familia sueca y les permite prosperar, pero que no es la tierra prometida que los personajes esperaban. Lejos del tono habitaul del western clásico, nada melodramático ni épico, pero también con un tono más amargo que el western ecológico de los años 60 y 70.
La película de Jan Troell tiene también un toque minimalista y dramático, muy sueco, aunque es una producción de mayor enbergadura. A destacar la fotografía naturalista realizada por el propio Troell.
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