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Llamad a cualquier puerta

Inv.: Félix Linares (crítico de cine y periodista)


Una bala perdida en los bajos fondos de una gran ciudad -años 30-, Humphrey, y Ray, Nicholas Ray nos adentran (y atrapan) en la historia de un abogado, y su juicio por esclarecer la muerte de un poli. Género y subgénero (Negro y judicial) recurrentes de los años cuarenta para presentarnos un estilo de vida difícil y arriesgado, cómo era vivir fuera de la ley. Esta peli nos dejó una perla (frase) que define un modo de vida (y trascendió al mundo del rock) y aún pervive: ‘Vive deprisa, muere joven y dejarás un bonito cadáver’ en boca de Nicky Romano (John Derek). Se conjugan en el film relato criminal (apasionante) y reflexión social (propia de la época, y también actual, sobre la reinserción). La cámara y Humphrey siempre han tenido su querencia, y en esta ocasión no va a ser menos, H. Bogart (con casi 50 años) se convierte en genio y figura de la historia, compitiendo el bello Romano (Derek), bonito duelo interpretativo, que por momentos conmueve.


Tras la cámara, maestría y destreza, Nicholas Ray (Wisconsin - 1911) que nos hace tomar parte del juicio, cómo casi sin querer (reflexión social). Estamos ante su tercer film, que tras pasar por ‘arquitectura’ (estudios), teatro, y ayudante de Elia Kazán, se ‘ancla’ definitivamente en el cine. Todo un personaje en sí mismo. Breve e intensa carrera (apenas 16 años tras las cámaras), unos treinta títulos y grandes joyas. Ray dejó huella.

SESIÓN 2314 - 3/4/2018 

LLAMAD A CUALQUIER PUERTA · USA · 1949 · 100 min

Dir.: Nicholas Ray · G.: John Monks Jr. / Daniel Taradash (Novela: Willard Motley) · Fot.: Burnett Guffey (B-N) · M.: George Antheil · Prd.: Columbia Pictures · Int.: Humphrey Bogart, John Derek, George Macready, Allene Roberts, Candy Toxton, Mickey Knox, Barry Kelley

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